domingo, 28 de enero de 2018

Escribir 3 poesías ecuatorianas de su preferencia, luego realizar una interpretar de dichos poemas.


                                    
A mi amada
Cuando de nuestro amor la llama apasionada
dentro tu pecho amante contemple ya extinguida,
ya que solo por ti la vida me es amada,
el día en que me faltes, me arrancaré la vida.
Porque mi pensamiento, lleno de este cariño,
que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo.
Lejos de tus pupilas es triste como un niño
que se duerme, soñando en tu acento de arrullo.
Para envolverte en besos quisiera ser el viento
y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento
para poder estar más cerca de tu boca.
Vivo de tu palabra y eternamente espero
llamarte mía como quien espera un tesoro.
lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero
y, besando tus cartas, ingenuamente lloro.
Perdona que no tenga palabras con que pueda
decirte la inefable pasión que me devora;
para expresar mi amor solamente me queda
rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda
¡dejar mi palpitante corazón que te adora!
Sin duda la inspiración del poeta fue ni mas ni menos aquella mujer idolatrada que en algún momento se volvió inalcanzable para el pobre y triste joven bohemio. Sentir tanto amor al evocar todas y cada una de las partes de su bello cuerpo y ansiar el deleite o la pasión que le lleve al hombre enamorado hasta el punto de cometer un suicidio, realmente hay mucho de egocentrismo y banalidad aunque sea real.

DETALLE NOCTURNO
Un gato, grave y frío, sobre el vecino alero,
en yo no sé qué fina meditación se pierde,
contemplando la rosa de la luna de enero
con la viva esmeralda de su pupila verde.
Inclinada la testa como un Platón ideólogo
e inmóvil, en hipótesis magníficas se abstrae...
y sólo turba el hondo silencio del monólogo
la canción olorosa que alguna brisa trae.


LO TARDÍO
Madre: la vida triste y enferma que me has dado
no vale los dolores que ha costado;
no vale tu sufrir intenso, madre mía,
este brote de llanto y de melancolía!
¡Ay! ¿Por qué no expiró el fruto de tu amor,
así como agonizan tantos frutos en flor?
¿Por qué, cuando soñaba mis sueños infantiles,
en la cuna, a la sombra de las gasas sutiles,
de un ángulo del cuarto no salió una serpiente
que, al ceñir sus anillos a mi cuello inocente,
con la flexible gracia de una mujer querida,
me hubiera libertado del horror de la vida ... ?
Más valiera no ser a este vivir de llanto,
a este amasar con lágrimas el pan de nuestro canto,
al lento laborar del dolor exquisito
del alma ebria de luz y enferma de Infinito!

Medardo Ángel Silva inicia su poema expresando la gran insatisfacción de su vida, ese descontento que tiene hacia ella. Señala así mismo el deseo de no haber nacido, para de esa manera no tener que soportar aquel peso de una existencia amarga.
En la segunda estrofa, el autor expresa cuanto  hubiera dado por no haberse crecido, porque alguien le hubiese librado de llegar a ser adulto y así  evitarse las muchas complicaciones que la vida le había presentado.
En la tercera y última estrofa el poeta resume las decepciones que la vida le ha causado, y expresa una terrible frustración por aquellas injusticias de las que ha sido víctima

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