A mi amada
Cuando de nuestro
amor la llama apasionada
dentro tu pecho
amante contemple ya extinguida,
ya que solo por ti
la vida me es amada,
el día en que me
faltes, me arrancaré la vida.
Porque mi
pensamiento, lleno de este cariño,
que en una hora
feliz me hiciera esclavo tuyo.
Lejos de tus
pupilas es triste como un niño
que se duerme,
soñando en tu acento de arrullo.
Para envolverte en
besos quisiera ser el viento
y quisiera ser
todo lo que tu mano toca;
ser tu sonrisa,
ser hasta tu mismo aliento
para poder estar
más cerca de tu boca.
Vivo de tu palabra
y eternamente espero
llamarte mía como
quien espera un tesoro.
lejos de ti
comprendo lo mucho que te quiero
y, besando tus
cartas, ingenuamente lloro.
Perdona que no
tenga palabras con que pueda
decirte la
inefable pasión que me devora;
para expresar mi
amor solamente me queda
rasgarme el pecho,
Amada, y en tus manos de seda
¡dejar mi
palpitante corazón que te adora!
Sin duda la
inspiración del poeta fue ni mas ni menos aquella mujer idolatrada que en algún
momento se volvió inalcanzable para el pobre y triste joven bohemio. Sentir
tanto amor al evocar todas y cada una de las partes de su bello cuerpo y ansiar
el deleite o la pasión que le lleve al hombre enamorado hasta el punto de
cometer un suicidio, realmente hay mucho de egocentrismo y banalidad aunque sea
real.
DETALLE NOCTURNO
Un gato, grave y
frío, sobre el vecino alero,
en yo no sé qué
fina meditación se pierde,
contemplando la
rosa de la luna de enero
con la viva
esmeralda de su pupila verde.
Inclinada la testa
como un Platón ideólogo
e inmóvil, en
hipótesis magníficas se abstrae...
y sólo turba el
hondo silencio del monólogo
la canción olorosa
que alguna brisa trae.
LO TARDÍO
Madre: la vida
triste y enferma que me has dado
no vale los
dolores que ha costado;
no vale tu sufrir
intenso, madre mía,
este brote de
llanto y de melancolía!
¡Ay! ¿Por qué no
expiró el fruto de tu amor,
así como agonizan
tantos frutos en flor?
¿Por qué, cuando
soñaba mis sueños infantiles,
en la cuna, a la
sombra de las gasas sutiles,
de un ángulo del
cuarto no salió una serpiente
que, al ceñir sus
anillos a mi cuello inocente,
con la flexible
gracia de una mujer querida,
me hubiera
libertado del horror de la vida ... ?
Más valiera no ser
a este vivir de llanto,
a este amasar con
lágrimas el pan de nuestro canto,
al lento laborar
del dolor exquisito
del alma ebria de
luz y enferma de Infinito!
Medardo Ángel
Silva inicia su poema expresando la gran insatisfacción de su vida, ese
descontento que tiene hacia ella. Señala así mismo el deseo de no haber nacido,
para de esa manera no tener que soportar aquel peso de una existencia amarga.
En la segunda
estrofa, el autor expresa cuanto hubiera
dado por no haberse crecido, porque alguien le hubiese librado de llegar a ser
adulto y así evitarse las muchas
complicaciones que la vida le había presentado.
En la tercera y última estrofa el poeta resume
las decepciones que la vida le ha causado, y expresa una terrible frustración
por aquellas injusticias de las que ha sido víctima
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