He oído con preocupación durante casi
toda mi vida, o al menos desde que tengo un poquito de memoria, que los amigos
se cuentan con los dedos de la mano, que amigos son muy pocos, y que con el
pasar de los años, los amigos van variando hasta que algún día nos terminamos
dando cuenta de que tuvimos muchos, muchos conocidos, pero que al fin de
cuentas sólo fueron eso.
No sé si es por mi buena suerte, o porque
aún soy “disque” joven, que toda esta absurda teoría que pasa de generación en
generación, para mí es la más grande mentira, y no lo digo por sentimentalismo,
sino porque así lo he podido comprobar en mis años de vida.
Estas maravillosas personas han estado
ahí de una u otra manera; con peleas, discusiones, golpes, pero ahí han estado.
He cambiado varias veces de amigos, pero nunca he dejado a los de siempre, creo
yo, que es debido más a las circunstancias de la vida que mis amigos ya no
caben en realidad en la palma de la mano. Además que valga la aclaración de que
en realidad son amigos.
Siempre han estado ahí, a mi lado,
crecimos juntos, cada una de las modas las tuvimos, los juegos, los partidos de
fútbol, compartimos la emoción de la primera novia, y así, cada año llegó con
nuevas expectativas, crecimos, hicimos maldades, nos sentimos fugitivos cuando
cada uno de los porteros nos perseguía ya que, con nuestras travesuras
imponíamos un terror inocente a nuestras víctimas, que no pasaban de ser unas
víctimas de simples travesuras.
Después nos atacó una parte dura de
nuestras vidas: la pubertad. Todas esas preguntas que surgían a diario y que
parecían no tener respuesta alguna. Los cambios hormonales en nuestro cuerpo,
las inexorables ganas de atraer a las niñas del barrio más lindas, esas eternas
luchas entre amigos por ser el más popular, el más fuerte, el más conocido.
Pero al final, sólo fueron pequeñas luchas en campos de batalla que quedaron en
el olvido, pues la amistad perduró y se hizo más fuerte que nunca.
Hasta este momento llevo contado casi 17
años de mi vida y ellos aún no se pueden contar en los dedos de mi mano, pues
siguen ahí, aferrados a esa eterna amistad y rompiendo todas aquellas teorías que
nos dicen desde pequeños.
La universidad es un reto nuevo para la
amistad labrada durante una eternidad, en este momento es cuando uno comprende
que la amistad a diferencia de la moral no es cuestión de tiempo, ya que, en
esta nueva etapa de nuestras vidas conocemos personas que empiezan a formar
parte de nuestro diario vivir, y así no hayan sido amigos de toda la vida se
convierten en parte fundamental de nuestra existencia; estos al igual que los
otros también perduran en el tiempo, convirtiéndose en una prueba más contra la
"teoría" absurda que conocemos.
Todos hemos crecido, pero esa amistad
sigue ahí intacta, con una única diferencia; que ahora es más fuerte que nunca.
La distancia hace creer que se ha perdido ese sentimiento tan lindo, pero no,
cada vez que nuestro destino nos pone frente a aquellos que fueron de niños;
piratas, de grandes; compinches y de viejos; aliados, nos damos cuenta que
recordar es vivir, y que aquella frase de cajón que dice: “amigos hay pocos”,
es una gran falsedad.
Según tu criterio, la poesía de los
autores que acabas de leer se puede considerar como
“Pesimista”. Argumenta tu respuesta.
sii en una manera por como la escribio
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